Ensayo "El maestro que aprende: Educación para una nueva época"



Introducción

Todos los niveles del quehacer educativo institucional y sus maestros —desde preescolar hasta la universidad— enfrentan cotidianamente los retos de construir, inventar e instrumentar propuestas formativas que respondan a las necesidades de alumnos cambiantes cognitiva, social y emocionalmente. Los alumnos, con sus interrogantes y demandas desbordan las aulas, contextos de actividad e interacción cultural, organizadas bajo supuestos y determinantes correspondientes a propósitos formativos de narrativas e historias culturales individuales y grupales que aparecen anticuadas y poco útiles para aquellos retos. La paradoja de estar en una cultura viviendo cognitiva y afectivamente valores de transición no reconocibles inter generacionalmente se manifiesta en desfases educativos notables, en algunos casos dramáticos.

 
Educación para una nueva época

Se pueden considerar cambios importantes en la evolución del quehacer educativo institucional que afectan de manera directa que afectan la identidad de los alumnos y maestros, protagonistas centrales del hecho educativo, siendo estos en diversos aspectos:

1. El cambio del conocimiento, debido a su extensión y a que afecta directamente la constitución de los sujetos en sus dimensiones biológicas, psicológicos, sociales y culturales. Este quiebre viene acompañado de transformaciones sociales, económicas y políticas.

2. La parte emocional, el imperativo de reconocimiento e incorporación de lo emocional como uno de los constitutivos del quehacer formativo cotidiano y el aumento de las problemáticas afectivas de los alumnos originadas en los cambios de la estructura de la vida familiar, social y de los contextos laborales. Puesto que en la actualidad los matrimonios o parejas la mayoría de ellos trabajan y es poco el tiempo disponible que tienen con sus hijos por lo que cambia el trato con los hijos, así como la forma de educarlos.

3. El proceso de inserción temprana, a veces brutal, de niños, adolescentes y jóvenes en las problemáticas de la vida social y productiva con experiencias vitales que no corresponden a su madurez emocional, cognitiva y ética. En base al punto dos, también los divorcios, separaciones y entre otras circunstancias familiares han obligado a los niños y jóvenes incorporarse a trabajar, por lo que sus actividades normales propias de su edad las dejan a un lado, generando cambios en su pensamiento y estilos de vida.

4. El trastocamiento de valores que dan coherencia y sentido a la vida personal y social; por ejemplo, en la actualidad se manifiestan situaciones que hace años no se presentaban como la pérdida del respeto entre las personas, el desprecio a la vida que se ha manifestado en ocasiones en suicidios y a las diferentes formas de vida, incluyendo la humana; el desprecio y la desvaloración de la autoridad debida a diversos motivos, entre otros, la insolvencia moral de quienes la representan. La pérdida de valores en los jóvenes, la ideología que manifiestan, sus intereses entre otras formas de pensar y actuar.

Todo esto con lleva que la dinámica de la vida social exija a los maestros una respuesta innovadora frente a los cambios sociales, tecnológicos y valores representados en las formas de actuar y en las problemáticas de sus alumnos. Por lo que ha llevado que el maestro entre en un rol semejante, es decir, se ve obligado a convertirse en un educando permanente dado los puntos mencionados.

Por lo que se ha observado en la práctica docente, la mayoría de ellos no egresan con un perfil adecuado para la enseñanza en la educación, por lo que la práctica y la experiencia que van desarrollando en su vida y quehacer profesional, es como van adecuándose a las circunstancias antes los grupos de clases que se les asignan. Por lo que ha generado que las Instituciones educativas y los docentes analicen sus modelos educativos y busquen innovar y estimular formas de aprendizaje diferente, de tal forma que respondan a las necesidades actuales de los estudiantes, así como para atender las demandas sociales y productivas, que guíen en la formación de los contenidos de las materias y con apoyo en los cambios tecnológicos. Por lo que desarrollo de las nuevas competencias para la realización de estas prácticas educativas transformadoras requerirá de condiciones de tiempo de maduración, de experimentación y de actitudes de pensamiento creativo y una dedicación especial a esta tarea.

Conclusiones

El maestro deberá comprometerse y responsabilizarse a una preparación constante en los cambios tecnológicos, así como educativos que le permitan y ayuden a que sus estudiantes logren los objetivos o competencias establecidos en las asignaturas que imparte.

Por tanto las Instituciones educativas deberán de facilitarle al maestro, las herramientas tecnológicas y capaciten en las áreas pedagógicas que le ayuden en su quehacer diario, para adecuarse a las necesidades de sus estudiantes.

Bibliografía
(1) Minakata Alberto, (2000). “EL MAESTRO QUE APRENDE:EDUCACIÓN PARA UNA NUEVA ÉPOCA”, 14-23